Quizás el mejor Chile
en Nogada de México.
¿Dónde? El Mural de los Poblanos Puebla, México.
Dirección: 16 de Septiembre 506, Centro Histórico.
www.facebook.com/elMuraldelosPoblanos/
Sabor:
Originalidad:
Lugar:
Precio:
Sobre el lugar:
Hace algunos años instauramos la bonita tradición de ir a Puebla en temporada de chiles en nogada. Esto comenzó desde que alguien nos recomendó ir a El Mural de los Poblanos, uno de los restaurantes más tradicionales de la ciudad de Puebla, que además se precia de estar en un edificio que fue parte del Antiguo Palacio Episcopal, donde fueron servidos por primera vez los chiles en nogada.
El lugar es muy bonito. Se trata de un patio techado amplio, como esos de las casas antiguas de provincia, rodeado por murales que justo dan su nombre al restaurante, donde están retratados una serie de poblanos ilustres como Capulina, Alejo Peralta y Clavillazo. Tienen también algunas mesas en la planta alta y, al fondo, una barra. La atmósfera es muy familiar, siempre encontramos grupos grandes y familias tanto locales como de fuera, y el lugar siempre está lleno (sobre todo en temporada de chiles en nogada, de julio a septiembre), por lo que recomendamos reservar.
Nos recibieron con una pequeña entrada como cortesía del chef, que consistió en una mini tostada de maíz azul con carne de cerdo mezclada con longaniza y un poco de cilantro. Según nos explicó nuestro mesero, con esta mezcla preparan las Chanclas, un plato típico de Puebla que consiste en un pan relleno, muy similar a un pambazo. La carne estaba muy rica así que las chanclas quedan anotadas para una futura ocasión.
Como entrada oficial, compartimos unas cemitas de chalupa. Si, así como lo leen, en este lugar se les ocurrió conjuntar dos de los platillos más tradicionales de la cocina poblana en uno solo. La verdad es que ya las habíamos probado pero no pudimos evitar repetir. Nos encanta la combinación entre lo crujiente de las chalupas, y lo suave de la cemita. Se sirven una con salsa roja y la otra con salsa verde, y ambas traen suficiente carne deshebrada (a diferencia de las tradicionales chalupas callejeras que llevan literalmente una hebrita de carne).
De su menú de temporada, elegimos una ensalada con lechuga, espinaca baby, queso, granada, durazno asado y nuez de castilla garapiñada. La ensalada claramente hace referencia a los chiles en nogada, pero nos encantó cómo lo hicieron porque lejos de irse por el camino obvio, que quizá hubiera sido hacer un aderezo similar a la nogada, integraron todos los elementos de una manera más sencilla para formar una ensalada fresca, ligera, pero con mucho sabor, que resulta ser una antesala perfecta para los chiles en nogada.
Normalmente, cuando salimos a comer, nos gusta trabajar en equipo y pedir cada quién platillos diferentes para poder probar más cosas. En El Mural de los Poblanos no pudimos hacerlo, ya que ninguno de nosotros estaba dispuesto a renunciar a la mitad de su chile, que al final, era el motivo que nos llevaba hasta Puebla. Y es que de verdad, los hemos probado en muchos lugares, pero hasta ahora no hemos encontrado uno que supere a los chiles en nogada que se sirven en este lugar.
Empecemos por describir la nogada. Está elaborada como debe ser, con nuez de Castilla (en muchos lugares la hacen con nuez común) y queso de cabra, que en cada bocado se sienten. Es dulce, pero no tanto, está espesa y la nuez no está completamente molida, por lo que te vas encontrando pedacitos. No sabemos si esto último es técnicamente correcto o no, pero al menos a nosotros nos gusta y nos parece que hace la textura más agradable. Un plus importante es que son bastante generosos al momento de servirla, a diferencia de otros restaurantes donde sentimos que la pichicatean un poco.
El chile se sirve capeado. Sabemos que el mundo se divide entre team capeado y team sin capear. Nosotros mismos estamos divididos al respecto, pero sabemos que la receta original dicta que sean capeados, por lo que aquí se sirven de esa manera. Lo que nos gusta es que es un capeado muy delgado y ligero, que le da a los chiles una sensación "panosa" pero no agresiva ni los hace más pesados de lo que ya son.
Por último, el relleno. Nos encanta porque de verdad sientes el sabor de cada una de las frutas, el acitrón, trozos grandes de almendras y según nosotros, hasta avellanas. Cada sabor destaca por si mismo y el resultado del conjunto de verdad que nos vuela los sesos.
Los chiles son grandes, pero no imposibles (pregúntennos a nosotros que dejamos el plato literalmente limpio). Eso sí, les recomendamos que no pidan demasiado antes porque ahí sí, no lo van a lograr. Nosotros compartimos las dos entradas que ya les contamos y estuvo muy bien.
Eso sí, al postre no llegamos. Para acompañar la comida, tomamos un Pancho Reyes (un coctel de Ancho Reyes con té negro) y una copa de vino rosado Casa Madero. El vino fue sugerencia de la casa para maridar con el chile y la verdad, funcionó muy bien. El Pancho Reyes fue interesante, una combinación diferente del licor que por lo regular vemos combinado con frutas cítricas y/o tamarindo. Bueno para limpiar el paladar, pero sentimos que el té no estaba tan bien preparado. Recomendamos cuidar ese detalle porque la idea del coctel es buena.
Para cerrar, nos mandaron un par de caballitos con pasita, que es un licor tradicional de Puebla hecho justamente de uva pasa, que se sirve acompañado con un cubito de queso fresco y una pasa. No nos gustan las pasas, pero dicen que no te puedes ir de Puebla sin probarlo así que lo hicimos y nos gustó a manera de digestivo. El queso ayuda a contrarrestar lo dulce del licor y le da un sabor muy interesante.
Si no han comido chiles en nogada todavía, o si no han probado aún el chile en nogada perfecto, tienen todavía poco más de medio mes para lanzarse al Mural de los Poblanos. Y aprovechando, les recomendamos que se den un tiempo para conocer las nuevas cosas que hay en la ciudad: el Museo Amparo, el Museo del Barroco, la Casa del Alfeñique que acaban de instaurar también como museo, el teleférico, todos sus parques… en fin, está a sólo un par de horas de la Ciudad de México y a pesar de que vamos más o menos seguido, siempre encontramos algo nuevo que ver (y comer).