Madre Café

El sábado pasado conocimos el recién inaugurado Madre Café, que se aloja dentro de una antigua e icónica casona de la Roma Norte, en la calle de Orizaba. Y para ser sinceros, nos dejó mas que satisfechos.

La casona se encuentra ubicada en la calle de Orizaba 131, justo frente al Parque Luis cabrera. Si frecuentan la zona, sabrán que en esta casa han desfilado incontables experimentos culinarios de todo tipo que no se han logrado consolidar.

La diferencia con Madre Café, es que se nota la fuerte inversión que los respalda y han renovado el lugar con un estilo, texturas y materiales que pertenecen y que simplemente parece que siempre estuvieron ahí. Cuenta con un área techada donde se encuentra una barra enorme, así como una consola de DJ color cobre que combina perfecto con el resto de los acabados del lugar. Hasta los baños y su enorme espejo redondo son un espacio que aunque no lo necesites, vale la pena conocer. El patio de la casona que funciona como terraza (obviamente pet friendly), y ambos espacios están unidos por la gran e impresionante cocina abierta que se puede ver desde la calle.

Sin embargo, cuando se trata de restaurantes, no hay inversión, por mas grande que sea, que se pueda sostener sin alimentos que correspondan a la experiencia. Y Madre Café lo logra sin mayor esfuerzo.

Por el momento cuentan con menú de desayuno y comida, nosotros fuimos en la tarde así que nos tocó probar el de la comida. Pero por lo que vemos ambos son menús sencillos y no muy extensos pero que ofrecen algo para cada tipo de persona.

Tienen opciones vegetarianas que se antojan aunque no sigas ese régimen alimenticio. Pero también puedes pedir una pasta, hamburguesa, cerdo thai o alguno de los distintos paninis que tienen en la carta.

Nosotros comenzamos con unos betabeles rostizados con burrata y yogurt. Y aclaro no somos vegetarianos, simplemente nos pareció interesante. Una burrata es quizás nuestra elección de entrada más común en un restaurante italiano. Regularmente viene acompañada de tomates, pesto o aceite de oliva, así que nos intrigó la forma en que la presentaron aquí. Y el plato no decepciona, de hecho nos gustó bastante. La presentación es buena y los sabores funcionan.

Nos queda pendiente regresar por unos cocteles, porque optamos por pedir Kombucha infusionada con lavanda. Si no la han probado, consideren que no es para cualquiera porque el sabor es intenso. A nosotros nos gustó, fue una buena elección para la tarde calurosa.  

Para seguir la comedera pedimos para compartir un Mac & Cheese de chipotle y camarón. La porción era generosa y los camarones de muy buena calidad y tamaño. Quizás regresaríamos por otro plato de Mac & Cheese pero seguramente pediríamos alguna otra de sus versiones porque todas suenan… (emoji babeando).

El siguiente plato podría ser confuso porque bien podría estar en la sección de ensaladas, pero en realidad es un plato fuerte. Estoy hablando de la Coliflor a la brasas con pesto de albahaca. Aunque no es una proteína se trata como tal y el resultado es bueno, pero nos gustaron mas los betabeles.

De el otro extremo del menú pedimos el Pecho de Cerdo Thai con ensalada. Para ser un café, las costillas estaban muy bien cocidas porque se desprendían suavemente del hueso y el sabor estaba ahí.

Pero lo que más nos sorprendió fue el dulce final. Nos intrigó mucho la tarta de queso manchego con mermelada de tomate e higos. No sabíamos lo que nos iban a traer, pero lo que llegó nos sorprendió para bien. La tarta venia cubierta con un crujiente de queso que cubría la mermelada de tomate y los higos. La mermelada de tomate parecía una salsa verde que podría confundir a mas de uno, pero los sabores en conjunto son sorprendentes. Los invitamos a que se atrevan a pedir este postre.

Al final nos gustó bastante el lugar, así que seguro regresaremos. Nos queda la duda de cómo funcionará este sitio de noche, así que sin duda un día de estos regresaremos a verificar cómo aprovechan la impresionante consola de DJ que se convierte en el centro del lugar.