Inauguración Azul 70

Recientemente, tuvimos la oportunidad de estar en la apertura del restaurante Azul 70, la nueva propuesta del chef Ricardo Muñoz Zurita -papá de Azul y Oro, Azul Condesa y Azul Histórico- y Gerardo Rivera, chef ejecutivo de los hoteles Fiesta Americana, que vive en el Fiesta Americana de Reforma.

Según nos contaron, el chef Ricardo Muñoz ha colaborado con Grupo Posadas desde hace ya algún tiempo para llevar los sabores de la cocina mexicana a los hoteles del grupo, y ha impregnado el estilo que conocemos por sus restaurantes Azul en sus menús.

Si hablamos del lugar, no nos gustó particularmente, la decoración es sencilla y muy del tipo “restaurante de hotel”. Sin embargo, tiene una terraza pequeña que vale bastante la pena, pues ofrece una vista muy linda de Reforma.

En el menú destacan algunos platillos distintivos de los restaurantes Azul, pero también hay algunos otros propios de Azul 70. Nos recibieron con un mini panucho de cochinita pibil para abrir boca. Rico y tradicional. No esperábamos menos.

Ya para arrancar la comida “oficialmente”, nos sirvieron un ceviche porteño de pescado con jalapeño, cilantro, jitomate y cebolla. Bien, pero a nuestro gusto le faltó un toquecito de mayor acidez.

A continuación nos sirvieron una crema de cilantro inspirada en la clásica crema de flor de calabaza, con almendras, un toque de chile poblano y queso panela. Nos gustó bastante, en especial por el toque de sabor de la almendra que se sentía muy presente.

Después probamos un pescado Tikin-Xic, uno de los platillos más representativos de Yucatán, y que a su vez también es uno de los clásicos del menú de los restaurantes Azul. Nos encantó la combinación con el plátano macho y además destacamos la presentación que literal comprueba eso de que el amor entra por los ojos.

Antes de llegar a probar la estrella de la noche, nos sirvieron un sorbete de jamaica con mezcal, chía y sal gruesa de Colima, que si bien cumple sólo la función de limpiar el paladar, merece mención aparte por lo refrescante y delicioso. La verdad lo pediríamos a la hora del postre, o a la hora de los cocteles (con un chorrito más de mezcal) sin problema.

Llegó por fin el momento y probamos el legendario mole negro de Oaxaca, servido con pechuga de pollo rellena de plátano. En lo personal, me gustan los moles pero la verdad, no son mi elemento favorito de la cocina mexicana. Además, los respeto mucho. Sin embargo, este mole fue una agradable sorpresa y definitivamente recomiendo probarlo, ya sea en Azul 70 o en cualquier otro de los restaurantes Azul. El toque de plátano en la pechuga de pollo es algo que también se agradece bastante.

Para cerrar, nos sirvieron una tarta de elotes en una presentación hermosa, dentro de una burbuja de vidrio soplado, acompañada de helado de vainilla. Nos gustó mucho y estamos seguros que nuestras mamás, que son no sólo fans, sino expertas del pan de elote, la aprobarían.

Mención especial a las salsas que sirven a la mesa, que si bien ninguna es especialmente picosa (pensadas seguro para la clientela turista que probablemente en su mayoría que reciben), son muy recomendables.

En conclusión, si están en la zona y tienen ganas de comida mexicana tradicional, vale la pena darse una vuelta a conocer el nuevo Azul 70.

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