¿Dónde? K'u'uk Mérida, Yucatán.
Dirección: Avenida Romulo Rozo #488, Col. Itzimná.
Sabor:
Originalidad:
Lugar:
Precio:
Sobre el lugar: Este lugar, del chef Pedro Evia, está considerado como uno de los mejores del país, y se distingue por buscar elevar la gastronomía yucateca a otro nivel, transformando sus elementos tradicionales a través de técnicas modernas o incluso de técnicas tradicionales pero evolucionadas, y eso lo comprobamos en el tour que amablemente nos dieron al terminar de cenar, en el cual nos mostraron su laboratorio e investigación, donde están todo el tiempo buscando formas de innovar en sus preparaciones, y nos mostraron también su horno pibinal, diseñado por su equipo que simula las técnicas prehispánicas de cocción bajo la tierra y que le da a sus platillos un toque único.
Lo primero que impresiona de este lugar es la arquitectura de la casa donde se encuentra. Ubicado sobre Paseo Montejo, la avenida principal de Mérida y de la cual sus habitantes se sienten orgullosos porque es donde se encuentran las construcciones más bonitas de la ciudad, y el K'u'uk no es la excepción. Después de atravesar un jardín bastante amplio, subimos unas escaleras que nos llevaron a la entrada principal y un elegante pasillo con un candelabro en el centro. La estructura de la casa es muy del siglo XIX, con un salón tras otro y techos bastante altos.
Finalmente nos asignaron mesa y ordenamos. Comenzamos con un par de cocteles. Pudimos ver en su carta -y también al probar nuestras bebidas- que cuentan con un mixólogo creativo, capaz de mezclar diferentes licores, hierbas, especias y frutas, para crear sabores originales, como el coctel de toronja, cardamomo y gin, y el de guayaba, naranja agria, mezcal y bourbon que probamos.
Nos recibieron con una cortesía del chef que consistió en panecillos rellenos de pork belly. El pan en especial estaba muy suave, como recién salido del horno, y lo mismo decimos del relleno.
De entrada, pedimos tartar de atún con toques cítricos y aguacate. El atún estaba espectacularmente fresco y rico, pero en el platillo en su totalidad nos faltó un poco más de acidez.
Pedimos también de entrada uno de sus platos estrella, el esquite pibinal, que viene acompañado con mayonesa de chile Xcat'iik. El sabor que el horno pibinal le da al maíz es único, más dulce, y la integración con el chile y la mayonesa da un resultado muy bueno.
Probamos después la pesca en cenote, cuya presentación -al igual que la de la mayoría de los platos que probamos en este lugar- nos encantó, pues se sirve en un plato hondo que literal asemeja a un cenote, nadando en un caldo verde de hierbas y lima, acompañado también de pepino. El platillo es increíblemente rico y ligero y nos atreveríamos a decir que el caldo que acompaña al pescado nos lo comeríamos incluso solito: fresco, ácido, delicioso.
Pedimos también el cerdo pelón, servido con zapote y caimito (un tipo de fruta morada que se da en la región del Caribe). De este platillo lo que más nos gustó fue la presentación, pero en términos de sabor, consideramos que la carne estaba en su punto y los acompañamientos también, pero algo hacía falta para que se integraran mejor.
Llegado el momento de los postres, nos decidimos por algo que se describía tal cual como un Snickers (chocolate, cacahuate y caramelo) y se servía acompañado de helado de vainilla, unas bolitas crocantes y unas gotitas de cítricos que daban la combinación perfecta entre texturas y sabores.
Porque #gordos, pedimos cada quien su postre y así probamos también el panal de miel, polen, fibra y maracuyá. De este último, nos impresionó la técnica y también los sabores, que eran familiares pero llevados a otro contexto en el que se percibían totalmente distintos.
Cenar en K'u'uk fue una buena experiencia, pero aún consideramos que necesitan pulir algunas cosas. Algo que definitivamente no nos gustó, fue que al momento de pedir la cuenta nos encontramos con la desagradable sorpresa de que nos cobraron el agua natural, y no barata porque vimos en la cuenta dos botellas de Agua de Piedra en $100 cada una. Para nosotros definitivamente es un tache porque en ningún lugar de este nivel habíamos visto que se cobre el agua. Sin embargo y aún a pesar de eso, el tour que al final nos dieron ayudó a compensar para que saliéramos con buen sabor de boca.
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